Últimamente no sé que es lo que me pasa. Lo mismo desbordo optimismo, alegría y energía como que no quiero saber nada del mundo, lo mando todo a la mierda y sólo me dan ganas de llorar. Y es cuando pienso: "Natalia, ¿porqué coño no te paras, te tranquilizas y piensas las cosas?", pero no, como siempre, hago todo sin pensar. Porque creo que los impulsos siempre son mejores, pero muchas veces me sale todo mal. Y cuando debería ser impulsiva, voy, y me estoy quieta, vaya a ser que le moleste a alguien. Y es justo a ese alguien al que mi vida le debería importar una mierda. Pero le importa, aunque yo no quiera. Y se cree con el derecho de decirme de todo, sabiendo lo que me afecta.
Intento ser fuerte, aceptar las críticas, aunque vayan con doble sentido, ser feliz, reírme de los malos momentos. Voy a intentar aprovechar al máximo esos días en los que me siento pletórica, decir tonterías y morirme de vergüenza. Y los días que me sienta mal, bueno, pues quizá parezca un día más largo, pero pasará, como todos.
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