He vuelto, o eso creo.
Vuelvo a no sentirme segura de escribir aquí y que la gente lo lea. Aunque dudo de que alguien lo lea. Siempre he sido de escribir más para mi misma, desahogarme en el momento justo, con las palabras adecuadas, para cuando lo hay terminado, romperlo y ser feliz.
Acabo de cumplir 18 años, he medio terminado 2º de bachillerato y como suelen decir, este es mi verano, el mejor verano que me podía pasar. Pero yo no lo veo así. Los 18 no están nada mal, o eso espero. Y no tengo un verano increíble planeado. Saldré cuando pueda, cuando quiera. No tengo pensado hacer la fiesta de mi vida con amigos en la playa. Prefiero sentarme a escuchar música en la terraza mientras leo cualquier libro entretenido a que me de la hora de salir. Irme al centro de Madrid a hacer el tonto pasando calor. Pasar el día en la piscina con un par de amigas y encontrarme por casualidad a gente del barrio. No busco ese amor de verano tan esperado por algunas chicas de mi edad. Yo sigo pensando que los mejores veranos no son los más caros, los que más alcohol tienen o en los que más tarde llegues a casa. Yo creo que los mejores veranos están llenos de pequeños momentos sin planear surgidos en la tarde más tonta. De esos en los que te acuerdas tiempo después y te ríes mientras andas por la calle y la gente te mira raro.
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