Sola. A veces me siento sola ante mucha gente. Sola entre personas que te rodean. Sola ante la infinidad.
La soledad es aquella sombra que vive en una esquina de tu dormitorio. Grande o pequeña, pero siempre oscura. Acecha. Miente. Observa. Observa y estudia cuando atacar, como si se tratase de una maldita guerra. Y al final ataca. Siempre ataca cuando menos te los esperas. Cuando pensabas que todo iba a ir bien. Siempre igual. Siempre oscura. No te deja ver más allá. Y no se va. Se queda, como un invitado insoportable. Te habla, te hace escuchar cosas que no quieres. Te hace pensar mal del resto del mundo. Del mundo feliz que ignora tu soledad.
Aunque parezca difícil, siempre hay algo que te salva de las sombras. Una luz. Tan brillante que ciega. Tan fuerte que te saca de los más oscuro. Tan buena que inunda el cuerpo.
Por eso, aunque no lo parezca, siempre intento ser optimista. Ver el vaso medio lleno, ¡O lleno entero! Pensar en que lo que dice mi bisabuela, es verdad: "Después de la tormenta, llega la calma y, poco después, un bonio y luminoso sol".
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